Metaverse, ¿utopía, distopía u oportunidad para las empresas?

Hace unos meses, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook nos habló del metaverso y, desde entonces, este concepto no ha dejado de sonar a nuestro alrededor.

Aunque tal vez todavía no tengas muy claro de qué se trata, el hecho de que el emprendedor líder mundial de las redes sociales haya rebautizado la compañía que preside como Meta, debería dejarte claro que esto va bastante en serio. Aunque haya empezado más bien como un juego.

Juegos y Metaverse

El modo más sencillo para explicarte lo que es el Metaverse es meternos dentro de un videojuego. Por ejemplo, GTA Online, actualmente, va mucho más allá de echar una partida entre varios jugadores que compiten entre sí. En GTA Online, los jugadores también pueden explorar una enorme ciudad ficticia e interactuar entre ellos. Pero no solo eso, sino que marcas de moda reales venden ya su ropa a personajes virtuales en las tiendas digitales de esa recreada ciudad de Los Santos.
Incluso la alta costura se ha aliado con otro de los grandes videojuegos online, Fortnite y, en él, sus personajes ya pueden vestir de Balenciaga.

Bien, estos dos ejemplos, podrían ser una aproximación a lo que es el Metaverse, pero están muy lejos de mostrarnos de lo que estamos hablando en toda su dimensión. En primer lugar, porque, de momento, tanto GTA Online como Fortnite son mundos estancos que solo se retroalimentan a sí mismos. Y ese aislamiento es justo una de las barreras que pretende derribar el Metaverse.

Entonces, ¿qué es realmente el Metaverse?

A priori, podríamos entender el Metaverse como un espacio virtual consistente y persistente. Dicho en otras palabras, podríamos hablar de un universo enorme y coherente. Enorme, porque puede constar de muchas partes. Coherente, porque nos permite acceder a esas partes sin restricciones y movernos entre ellas. Sin embargo, este nuevo universo no solo debe existir mientras los usuarios están conectados. Independientemente de quién interactúe con él, sigue vivo. Por eso podemos decir que también es persistente.

La idea es que en el Metaverse todas las aplicaciones y plataformas digitales crecerán juntas: juegos, retail, redes sociales, realidad virtual … y es justo aquí donde los ejemplos de GTA Online y Fortnite todavía se quedan muy cortos, ya que carecen de esa interconexión.

Y ojo, porque este planteamiento tan centrado en la disrupción tecnológica no deja de estar relacionado con una cuestión existencial que siempre ha preocupado a la humanidad. Ya algunos siglos a. C., Platón se planteó en su mito de la caverna si nuestra percepción realmente da testimonio de la realidad o si no es, en sí misma, una simulación. Bajo esta premisa, ¿sería entonces posible crear nuestro propio universo, un lugar en el que unas realidades difieran de otras?

Pues lo cierto es que la idea del Metaverse es la de un lugar virtual en el que podemos cambiar en cualquier momento, un universo en el que nuestro cuerpo y nuestra realidad física se disuelven. Así entendido, Metaverse es un lugar en el que podremos jugar a ser Dios. Y cuidado, porque esta realidad virtual no solo cambiaría nuestra forma de ocio, sino que puede afectar a muchas más facetas de nuestra vida.

¿Trabajar en el Metaverse en lugar de ir a la oficina?

Situados en un contexto en el que la inmensa mayoría de nosotros ya hemos saboreado de manera más o menos voluntaria el teletrabajo, hoy resulta mucho más sencillo entender las implicaciones que puede tener el Metaverse en el trabajo en remoto. Es más, otra de las consecuencias de la pandemia del Covid-19 ha sido el impulso en digitalización que han experimentado muchas empresas.

Por tanto, la irrupción de Metaverse, combinado con las nuevas tendencias en el ámbito de las relaciones laborales pueden facilitar un cambio total en la forma en la que entendíamos el trabajo hace apenas unos años.

Y no solo se trata de dejar de ir físicamente a la oficina que está a pocos kilómetros de nuestra casa, sino que Metaverse podría facilitarnos el acceso a oportunidades profesionales que antes resultaban inasequibles por requerir de nuestra presencia física en otra ciudad o incluso en otro país.

A medio plazo, lo más factible sería ir a un sistema de trabajo híbrido en el que se combine presencialidad física con trabajo en remoto, pero empresas como Microsoft ya están trabajando intensamente en soluciones como Mesh, que será integrado en Teams, para realizar reuniones virtuales de realidad aumentada. Las mismas puertas que Metaverse puede abrir en el entorno profesional podrán ser aplicables al académico.

Las oportunidades de marketing que puede ofrecer el Metaverse

Uno de los conceptos que debemos tener más claros del Metaverse es que se trata de un entorno inmersivo en el que casi podremos olvidar que es únicamente virtual. La ilusión se convierte en una realidad en la que uno puede perderse.
Metaverse está, por tanto, pensado como una alternativa digital al mundo físico. ¿Podremos entonces aprovechar esta experiencia inmersiva para aplicarla a la publicidad? Por supuesto. Es justo lo que está haciendo Balenciaga, pero todavía de un modo muy incipiente.

Pero si nos planteamos que el Metaverse es un espacio en tres dimensiones en el que podré ver imágenes y observar objetos desde todos los lados, las posibilidades son infinitas. Desde un simple cartel donde se podrán rotular mensajes publicitarios, pasando por product placement, hasta una exhibición más compleja de productos que nos permita ver de cerca un automóvil, tanto su exterior, como su interior, o que nuestro avatar se pruebe cualquier prenda de ropa antes de que nosotros la compremos en la vida real.

Marcas como Nike, Adidas o Gucci ya están cerrando acuerdos y poniendo en marcha experiencias virtuales en este sentido.

¿Cuánto nos separa la realidad de hoy del verdadero Metaverse?

Según palabras de Matthew Ball, autor del ensayo “El Metaverse: qué es, dónde encontrarlo y quién lo construirá”, la visión completa del Metaverse está a décadas de distancia”. Aunque, en los últimos años se han producido muchos avances, y la tecnología para entrar en el Metaverse física y sensorialmente ya existe, todavía hay que hacer que esta tecnología sea adecuada para un uso masivo.
Estamos hablando todavía de unos productos de nicho, a veces complicados de usar y con un precio medio bastante elevado.

En un futuro se piensa, por ejemplo, que las utilidades de los incómodos auriculares VR y AR actuales podrían incorporarse en algún tipo de lente de contacto, o también en aplicar rastreadores de movimiento en nuestra ropa. Aunque, de momento, todo esto nos suene un poco a ciencia ficción.
Según el propio Ball, la evolución de la tecnología del Metaverse se dará de un modo similar a lo que sucedió con la tecnología móvil que, aunque llevaba años existiendo, dio el verdadero salto cualitativo con el lanzamiento del iPhone.

Lo cierto es que la mayoría de los espacios del Metaverse todavía están vacíos. Casi todo está por hacer y, de lo que se trata es de establecer una serie de plataformas que permitan la conexión humana, una experiencia física diferente, nuevos entornos profesionales o nuevas formas de consumo.
Las posibilidades del Metaverse son infinitas, aunque también está por ver si este nuevo universo que deberá ser conectado, puede ser centralizado por una gran empresa como Meta.

¿De verdad Zuckerberg solo quiere conectar a las personas?

Zuckerberg no está solo. Tanto Epic Games, fabricante de Fortnite, como Microsoft han anunciado ya que quieren constituirse en un “metaverso empresarial”. Parece que la interacción de muchos actores de un modo ordenado sería la solución más deseable.
Algunos expertos dan ya la voz de alerta ante la posibilidad de que una empresa como Meta quiera centralizar el Metaverse a través del software de Facebook.

¿Qué significaría esto? Pues que la abundancia de datos aumentaría exorbitantemente, monetizando a los usuarios de un modo desconocido hasta la fecha. Todos estaríamos en manos de Meta y entonces sería Mark Zuckerberg el que podría jugar a ser Dios.

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